Siempre que recibo un correo electrónico de un artista que vive en las antípodas me da un vuelco el corazón. Este es el caso de Alana Wilson, que vive en Sidney, Australia. Su primer contacto conmigo pidiendo información para asistir a la residencia-taller de grabado electrolítico fue en agosto de 2022. Alana había tenido conocimiento de este taller en Gran Canaria a través de un artista que ella conocía, Jack Lanagan, que realizó una exposición en Sidney con los trabajos que elaboró durante su estancia en este taller en 2019.
Alana Wilson es una artista multidisciplinar cuyas creaciones abarcan fotografía, cerámica, escultura y grabado, formando una corpus entre ellas, manifestando su relación entre la historia, el ser humano y el medioambiente. Es una artista que ha expuesto en diferentes países y a la que parece que le gustan las islas, pues ha llevado sus obras a Japón, ha asistido a residencias en Mallorca y, ahora, lo hace en Gran Canaria.
Para acudir a nuestra residencia Alana solicitó y recibió la beca Ian Potter Cultural Trust, que sufraga parte de sus gastos. Antes de llegar a Gran Canaria, estuvo en Israel, Jordania, Egipto y de aquí marchará unos días a Marruecos. Pienso que estos viajes le han servido de gran inspiración a esta artista cuya práctica es muy activa y fuerte con un gran futuro.
Alana Wilson sosegada y reflexiva, muy interesada en cada uno de los procesos que practicó, tomando exhaustivas notas y fotografías. Durante las tres semanas que ha permanecido en el taller ha trabajado líneas sobre barniz duro, zonas tonales (electrotinta) de mordida abierta, así como líneas y electrotinta sobre barniz de tinta de grafito y barniz Big red, ambas técnicas muy versátiles. Asímismo, se ejercitó en el grabado electrolítico semiseco en el que aprovechó las dos planchas situadas en los polos negativos y positivos donde se graba y galvaniza al mismo tiempo. Trabajó también grabado electrolítico pasivo, donde la plancha de zinc es tallada y la plancha de cobre galvanizada. Además practicó líneas galvanizadas sobre plancha de cobre.
Alana Wilson probablemente continúe practicando las técnicas de grabado electrolítico en Australia, pues ha adquirido conocimientos suficientes para hacerlo.
Fotos en el taller
Alana Wilson habla sobre su experiencia en el taller-residencia.
El tiempo de aprendizaje y experimentación con el grabado electrolítico junto a Alfonso Crujera fue extraordinario; una maravillosa experiencia inmersiva en un bellísimo lugar natural con el apoyo de un ambiente familiar.
Inicialmente, me intrigaron los métodos no tóxicos de grabado electrolítico, así como el aprendizaje de los nuevos procesos relacionados con la electrólisis, que difieren bastante de los clásicos utilizados en el grabado con ácido. Las dos primeras semanas en el taller estuvimos trabajando con técnicas como la línea sobre barniz duro y la mordida abierta para conseguir áreas tonales, procesos con barniz blando, el grabado electrolítico semiseco (algo muy reseñable, ya que se obtiene el máximo provecho gráfico tanto en el cátodo como en el ánodo), la galvanización y el grabado electrolítico pasivo. La tercera y última semana me dediqué de lleno a trabajar las planchas e imprimirlas. Alfonso posee un gran conocimiento y maestría en dichos procesos y, sobre todo, está abierto a compartir con los demás su investigación, a menudo, recomendando métodos y recursos que fomentan la experimentación.
La técnica que más atraía mi curiosidad era el grabado semiseco que utilizaba el polo negativo para galvanizar. Aprendí que este proceso es siempre impredecible, al permitir que la superficie de la placa adquiera texturas en función de los materiales que se empleen sobre ella. Fascinante. Entonces, de cara al futuro, nos pusimos a pensar cómo llevar a cabo cada fase en mi propio estudio y su viabilidad me generó un gran sentimiento de confianza para seguir dando pasos en mi investigación creativa con algunos de estos métodos.
Cabe destacar también cómo Alfonso vela por la salud y la seguridad del grabador y del medioambiente durante todo el trabajo en su taller; y tanto los materiales como los procesos que comparte en sus prácticas son muy seguros.
La obra de Alfonso Crujera incluye una amplia trayectoria artística que no se reduce al grabado, sino que abarca muchas disciplinas como el dibujo, la pintura y la escultura. De hecho, durante mi estancia, realizó muchos dibujos que fueron envolviendo mi trabajo en un ambiente inspirador. Crujera es un creador dispuesto a compartir sus dibujos y discutir sus métodos, así como a exponer su filosofía personal relacionada con su práctica artística en general. Me explicó su creencia en la vida como valor primordial, mucho más importante que el arte. Y esa afirmación se hizo realidad durante mi estancia, desde la discusión sobre la filosofía e historia cultural hasta el intercambio de recetas de cocina, además de conocer a su familia –mujer, hijos y nietos–, hablar sobre libros, nutrición y bienestar mental, nadar en la piscina local y explorar la isla de Gran Canaria.
Personalmente, confieso haber disfrutado de una experiencia profundamente enriquecedora de aprendizaje y se la recomiendo a cualquier artista que desee ahondar en sus técnicas de grabado en la residencia.*
Grabados de Alana Wilson
* Traducción Teresa Iturriaga