Andrés Lacasta - 2016 - España

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Andrés Lacasta, artista de Zaragoza (España) con gran experiencia en diferentes formatos audiovisuales, ha estado una corta estancia en el taller profundizando en los procesos de grabado electrolítico. Sus amplios conocimientos de grabado y su iniciación previa en el grabado electrolítico con la ayuda de mi manual, han sido una ventaja para practicar varias técnicas que desconocía.

Previamente Andrés empezó a grabar con electrólisis planchas de hierro de grandes dimensiones con la ayuda de una antigua unidad de galvanización. La serie Guerra fue expuesta en el Museo Pablo Serrano (Zaragoza), el Centro de Cultura de Barcelona y en el Centro Buñuel de Calanda (Teruel).

Generalmente recomiendo una estancia mínima en el taller de dos semanas, pero por motivos personales Andrés sólo pudo estar cuatro días,  del 2 al 5 de agosto. Una pena, pues tuvimos que poner en práctica de forma acelerada varios procedimientos que deberían haberse aplicado con mayor tranquilidad y reposo. Aun así, creo que ha asimilado los principios básicos de las técnicas que abordamos. Estoy seguro de que Andrés aportará grandes obras con el grabado por electrólisis.

Ha sido un privilegio asistir a un artista experimentado como Andrés Lacasta y entre las prácticas haber intercambiado nuestra visión del arte y su mundo.

Grabados electrolíticos de Andrés Lacasta realizados antes de asistir a la residencia

Pareja de grabados previos


Guerra

Serie Guerra.

Fotos de taller


Andrés Lacasta habla de su experiencia en el taller-residencia

El momento en el que contacté y recibí respuesta de Alfonso aceptando mi solicitud de corta estancia en su taller he de confesar que fue una alegría inmensa y una excelente oportunidad en mi camino por hacer de mi técnica gráfica y de mi taller un espacio mucho más ecológico, sostenible y no tóxico. Pero también era una responsabilidad porque ante el maestro no tenía más remedio que confesar y expiar mis desmanes electrolíticos hasta la fecha.

Mi contacto con la electrólisis  lo inicié en 2013 y fue de la mano de Alfonso pero en este caso a través de su magnífico e imprescindible manual. Comencé con un pequeño recipiente de 5 litros con sulfato de cobre y unas cuantas planchitas pequeñas, para después seguir jugando con mi material preferido que es el hierro.  Todo muy repulido y muy bonito, quedaban unos grabaditos perfectos y del taller desaparecían las malditas colofonias, nítricos y demás, lo cual era un placer muy importante y un logro del cual me sentía muy orgulloso.

Pero yo no iba por esos derroteros, mi objeto artístico entonces no estaba en la estampación sino en la plancha y en el óxido, y Alfonso con su libro me había dado señales de empresas que debía de abordar de inmediato…, no podía esperar.  De manera que de ahí, me pasé a un tanque de 2.000 litros… bien amarradito al manual de Crujera, con la lógica-ilógica de progresión aritmética de 5 a 2.000…, locamente armado de la consabida osadía-ingenuidad con la que deben acometerse estas cosas, unas planchas ingobernables de 2 metros, un remo de barca para remover el sulfato… y el primer resultado fue que casi provoco un incendio de dimensiones extraordinarias (el viejo transformador que usaba se quebró)… La cosa quedó en un formidable susto con un olor inolvidable a chamusquina… pero luchando luchando…  la plancha salió (fueron 5 planchas en total)… el maestro Alfonso Crujera tenía razón… si todo está metódicamente en orden (la resistencia del transformador no estaba en orden) el electrolito actuará como debe… y aquellas planchas en bajorrelieve  de mi serie “Guerra” se fueron directamente al Museo Pablo Serrano de Zaragoza con gran éxito de crítica y público, donde yo no paraba de hablar como una cotorra de mi nuevo referente… mi maestro y ahora también amigo Alfonso Crujera.

Pasado este primer ímpetu, debía seguir reflexionando y acercando el sentido de mi obra a la ortodoxia técnica y académica que la electrólisis requiere, era momento de rescatar de nuevo el pequeño recipiente de 5 litros y de encerrarse en el taller para seguir investigando con los barnices, la línea pura, la tinta de grafito... Pero en este caso necesitaba la tutela de Alfonso, y con afabilidad y disciplina en su casa nos acogió a mi compañera Leonor y a mi, convirtiendo nuestra estancia en su taller en una experiencia de magisterio y generosidad con su conocimiento no muy usual en el mundo del arte.

Aquella lección incendiaria con las grandes planchas no fue en balde, después de la serie “Guerra” vino la serie “Tragar Tierra, Beber Hierba” (un ensayo gráfico sobre la obra dramática De noche justo antes de los bosques de Bernard Marie Koltés) también con hierros y papeles formidables, pero con la mesura , la prudencia y la ciencia que la electrólisis requiere y que el respeto a las investigaciones de Crujera deben de conllevar.

De nuestra permanencia en el Taller de Alfonso dos elementos quiero destacar, en primer lugar su desinterés y sentido pedagógico en la transmisión de sus conocimientos, fruto de largas horas de pruebas y ensayos en solitario dentro de su estudio, donde los trucos, ingenios y retruécanos de taller no dejan de sorprender cada minuto que pasas con él compartiendo su espacio. Y en segundo lugar, y más importante, porque hemos tenido la oportunidad de conocer a un artista, maestro de taller y amigo que gracias a su bondad y su sentido creativo infunde una peculiar e impagable reconciliación con el arte y con la vida.

Muchas gracias Alfonso. 


Grabados de Andrés Lacasta

01-Líneas-y-electrotinta
02-Barniz-de-grafio
03-Barniz-de-grafio
04-Barniz-de-grafio
05-Semiseco
06-Pasivo
07-Galavanografía-plancha
08-Galvanografía-gofrado


Curriculum de Andrés Lacasta

© Alfonso Crujera 2014                                                                                                                                                    Síguenos en facebook