El artista Bernhard Cociacing asiste por segunda vez a nuestro taller-residencia. Durante una semana ha estado trabajando sobre planchas de zinc; quería comprobar si los problemas que está teniendo con las planchas de este metal en su estudio también se le presentaban aquí. Se da la circunstancia de que las planchas de zinc para grabar que suministran actualmente en Austria (probablemente en España también) no es zinc puro, tienen una pequeña cantidad de titanio (en un rango de 0,06 a 0,2 %) y de cobre (entre 0,08 a 1,0 %) para proporcionarle al zinc más resistencia ante la corrosión. Obviamente estas planchas están concebidas para uso industrial y de construcción, y no para grabar. En las planchas de zinc puro, cuando aplicamos electrólisis a una zona de metal desprotegida de barniz se produce una superficie rugosa que retiene la tinta, proporcionando tonos que van del gris al negro sin necesidad de usar resina; esto es una gran ventaja. Al proceso lo llamamos “electrotinta de mordida abierta” (con un resultado parecido al aguatinta tradicional). El problema para los grabadores que trabajamos con electrólisis es que las zonas tonales no se producen con esta aleación de zinc. Dibujar líneas con los diferentes barnices no tiene problemas; sin embargo, para conseguir áreas de tonos grises hasta el negro tenemos que emplear diferentes “trucos” que logren estos efectos. Y en eso hemos estado trabajando principalmente esta semana, comprobando las placas de titan-zinc de Austria y España, con diferentes concentraciones, con los mismos resultados negativos decepcionantes. No obstante, utilizando dos barnices que nos gustan mucho a ambos por su gran versatilidad (tinta de grafito y BIG etching ground), hemos logrado efectos tonales excelentes.
Bernhard también es un ingeniero y le gusta sistematizar los procesos: ha dejado en el taller varias de sus tablas para medir las concentraciones de los electrolitos, por lo que le estoy muy agradecido. También es de agradecer que continúe experimentando con el grabado electrolítico y abriendo nuevas posibilidades.
Fotos en el taller
Bernhard Cociancig habla sobre su segunda experiencia en el taller-residencia.
Por segunda vez, he disfrutado de la hospitalidad de Amparo y Alfonso, ¡y ya estoy empezando a sentirme parte de la familia!
Antes de mi llegada al taller-residencia, Alfonso y yo habíamos intercambiado varias ideas, pero en esta ocasión, mi intención no era otra que trabajar de lleno en las placas de zinc. En efecto, tras haber realizado muchas pruebas sin éxito —diría que demasiadas— en mi estudio, esperaba que Crujera pudiera ayudarme. Sin embargo, ni siquiera juntos conseguimos que aquello funcionara, incluso aplicando todos los trucos del oficio. La razón de este fracaso es muy desalentadora: el fabricante de placas de zinc ha cambiado su fórmula para la aleación y actualmente está añadiendo algo de titanio y cobre en el proceso. No me cabe duda de que dichas adiciones aportarán un gran beneficio a la industria de la construcción —con el fin de que los techos y revestimientos sean más estables contra la corrosión—, pero es obvio que son un obstáculo para los grabadores que utilizamos la electrolisis. Al menos en lo que respecta a las mordidas de metal sin proteger en la búsqueda de tonos, aunque los grabados lineales funcionen muy bien.
En resumen, estos días con Alfonso han vuelto a ser un verdadero placer y ahora tenemos un gran desafío por delante: ¡abordar los problemas que nos plantea la nueva aleación “TitanZinc”! Por mi parte, no tengo ninguna duda de que ésta no será mi última estancia en la isla y en el taller de Alfonso…
Grabados y tablas de Bernhard Cociancing
